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Profesionales sanitarios, pacientes, gestores sanitarios e industria coinciden en la necesidad de potenciar la seguridad en la atención sanitaria

Autor: Fundación Tecnología y Salud

En España fallecen cada año más de 3.000 pacientes a causa de una infección hospitalaria, una cifra mayor que el número de fallecimientos por accidentes de tráfico.

Infecciones hospitalarias, errores de medicación, complicaciones quirúrgicas y tecnología obsoleta, entre los principales problemas de seguridad en la atención s

La compra pública por valor debe contemplar criterios de calidad, de seguridad y de innovación para mejorar la asistencia sanitaria, evitar errores que puedan afectar a los pacientes y mejorar los resultados en

El 15% del gasto hospitalario se debe a errores relacionados con la seguridad, por lo que reducir dichos errores mejorará la sostenibilidad del sistema.

Córdoba, 4 de diciembre de 2019.-La seguridad de los pacientes y los profesionales sanitarios constituye una preocupación y una prioridad constante para todos los agentes que intervienen en el sistema sanitario. No en vano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en 2,6 millones de personas el número de pacientes que fallecen al año a causa de problemas de seguridad en la atención sanitaria[1].

Con el fin de aunar visiones y proponer medidas que den solución a este problema, hoy ha tenido lugar la “V Jornada Tecnología y Seguridad en la Atención Sanitaria”, celebrada en el Hospital Universitario Reina Sofía, de Córdoba, y organizada por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, la SociedadAndaluza de Medicina Preventiva y Salud Pública (SAMPSP), la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) y la Fundación Tecnología y Salud, con la colaboración de la Comisión de Seguridad de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, Fenin.

La jornada ha congregado a gestores sanitarios, expertos en medicina preventiva y salud pública, cirugía, y enfermería, así como representantes de pacientes y de la industria de tecnología sanitaria, para analizar conjuntamente los principales problemas de seguridad que afectan hoy a la atención sanitaria y para proponer medidas efectivas para prevenirlos o minimizarlos, ámbito en el que la tecnología sanitaria desempeña un papel clave.

Consciente del alto coste sociosanitario y económico de este tipo de infecciones, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social cuenta, desde 2006, con la Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud, actualizada para el periodo 2015-2020. Asimismo, las CC.AA. disponen de planes y estrategias específicos para mejorar la seguridad en sus organizaciones sanitarias. Tal es el caso de la Consejería de Salud y Familias de Andalucía, cuyo titular, Jesús Aguirre, afirma que “las políticas de la Junta de Andalucía en esta materia están encaminadas a la mejora de la calidad de la asistencia sanitaria contando para ello con los propios profesionales y con las organizaciones implicadas”. El consejero ha añadido que “todas las actuaciones propuestas en el Sistema Andaluz de Salud están dirigidas a evitar, prevenir o reducir el daño producido al paciente como consecuencia de la atención sanitaria recibida y abordan, desde la formación de profesionales y pacientes, la correcta identificación de los pacientes ante intervenciones, el uso responsable y seguro de los medicamentos o la prevención de infecciones, entre otros”.

Por su parte, el Dr. Rafael Martínez Nogueras, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva y Salud Pública (SAMPSP), señala que "desde las sociedades científicas, en coordinación con las instituciones sanitarias correspondientes, debemos fomentar la implantación, en todos los hospitales, de buenas prácticas en seguridad del paciente. La Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva y Salud Pública propicia el establecimiento de prácticas seguras, apoyándonos en proyectos que han demostrado su eficiencia, como son Flebitis Zero e Infección Quirúrgica Zero".

El Dr. Rafael Manuel Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), explica que no hay más opción que aumentar la proporción de las inversiones dedicadas a la prevención respecto de la curación. “Ante la situación actual que muestra una creciente demanda de recursos sanitarios, empieza a intuirse un estancamiento en la inversión pública y un aumento del cansancio de los profesionales, que amenaza con una vuelta atrás del sistema sanitario, que podría estar reflejándose en la pérdida de satisfacción de los pacientes referida ya en 2018”. Según este experto, es necesario adecuar los recursos para mejorar las tecnologías y, fundamentalmente, para mejorar el perfil, la cultura y la motivación de los profesionales. Para hacer sostenible el sistema sanitario, propone aumentar la inversión pública y el interés de la sociedad en materia de prevención primaria, tanto para evitar la enfermedad con medidas de salud pública, como para mejorar la seguridad de los pacientes en el ámbito asistencial. “Resulta paradójico la mínima inversión realizada en la vigilancia epidemiológica de los riesgos, la gestión de los incidentes de seguridad notificados y la promoción de prácticas seguras; actividades fundamentales realizadas por los Servicios de Medicina Preventiva, que permiten evitar infecciones relacionadas con la asistencia, úlceras por presión, flebitis, caídas, errores de medicación y otros eventos adversos que afectan a más del 20% de los pacientes ingresados y consumen más del 15% de los recursos, millones de euros que podrían dedicarse a mejorar las instalaciones, la tecnología empleada y la calidad de la asistencia sanitaria”.

La seguridad en la atención hospitalaria, un problema de todos.

Durante las estancias hospitalarias, los principales problemas de seguridad están relacionados con errores en la administración de medicación, la aparición de infecciones (denominadas nosocomiales) y las complicaciones derivadas de la cirugía. Además del sufrimiento que esto supone a los pacientes y a sus familiares y la imposibilidad de volver a trabajar y a retomar su vida diaria, este problema representa además un elevado coste sanitario y económico para el sistema, según se ha puesto de manifiesto durante la jornada. De acuerdo con datos facilitados por la OMS[2] el pasado 17 de septiembre, Día Mundial de la Seguridad del Paciente, en los países de la OCDE, el 15% del gasto hospitalario se debe a errores relacionados con la seguridad. Según esta misma fuente, 4 de cada 10 pacientes de los servicios de atención primaria y ambulatoria sufren complicaciones, a pesar de que en el 80% de los casos son prevenibles.

“La seguridad de pacientes y trabajadores sanitarios debe ser una prioridad para los sistemas. Para conseguir este objetivo es fundamental que los gestores sanitarios, a nivel nacional, autonómico y a nivel de centro sanitario desarrollen una cultura de seguridad. Dicha cultura debe incluir el desarrollo de programas y planes de prevención de efectos adversos en pacientes y profesionales sanitarios.  Los sistemas de vigilancia que permiten conocer y medir, de forma no punitiva, los efectos adversos que se producen en los centros sanitarios y el porqué, con el fin de poner en marcha medidas correctivas apropiadas, son un elemento clave en cualquier programa o plan de prevención. La tecnología sanitaria desempeña un papel fundamental en dichos programas. No solo facilitando dispositivos que reduzcan los efectos adversos, sino también sistemas de información que permitan estandarizar procesos y eliminar el factor humano”, afirma José Luis Gómez, presidente de la Fundación Tecnología y Salud.

En España, 1 de cada 15 personas hospitalizadas padecen una infección nosocomial, un problema que causa más de 3.000 muertes al año, una cifra mayor que la correspondiente a fallecimientos por accidentes de tráfico, según el Plan de Lucha contra las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS), elaborado por la Fundación Tecnología y Salud con el soporte de Fenin. La puesta en práctica de las medidas recomendadas en esta iniciativa permitiría reducir hasta en un 30% los casos de infección nosocomial.

Contratación pública basada en el valor.

Según se ha expuesto en la jornada, otro de los aspectos que intervienen de manera crucial en la seguridad en la atención sanitaria es la calidad de la tecnología sanitaria presente en los centros sanitarios y el acceso de los profesionales y los pacientes a las mejores tecnologías y terapias. “Es necesario que todos los agentes del sector trabajemos conjuntamente para que el Sistema Nacional de Salud disponga de un parque tecnológico de calidad para mejorar la salud y calidad de vida de los pacientes, la eficiencia de la atención sanitaria y evitar problemas de seguridad, tanto a los pacientes que se someten a pruebas o tratamientos, como a los profesionales que los manejan”, apunta Margarita Alfonsel, secretaria del Patronato de la Fundación Tecnología y Saludy secretaria general de Fenin. Por ello, es preciso que la adquisición de terapias y tecnologías esté sustentada en sistemas de contratación pública basados en el valor real que aportan estas novedades terapéuticas. “Se debe realizar una planificación estratégica de la compra pública y con un mayor nivel de interoperabilidad entre los diferentes niveles asistenciales y entre las CC.AA.”, señala Alfonsel y añade dichos procesos deben contemplar, entre otros, criterios de calidad, de seguridad y de innovación”.

Según se desprende de las distintas intervenciones del encuentro, la medición de resultados en salud es una herramienta clave para determinar qué novedades terapéuticas, tecnológicas o de gestión constituyen una verdadera mejora para el sistema en términos de efectividad y eficiencia.

[1] https://www.who.int/es/news-room/detail/13-09-2019-who-calls-for-urgent-action-to-reduce-patient-harm-in-healthcare

[2] https://www.who.int/es/news-room/detail/13-09-2019-who-calls-for-urgent-action-to-reduce-patient-harm-in-healthcare

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